Después de años y mucho tiempo
pensándolo, cuando menos lo esperaba y aún así a mi temprana edad,
acabo de darme cuenta qué es la vida.
Muchos escritores, filósofos y
gente en general ha escrito acerca de ella, y sobre lo que es.
La
vida puede ser sueño, alegría, fantasía, technicolor.. Pero si algo es esta
vida, es ni más ni menos que un cúmulo de movimientos en los que
hay que salir victoriosos.
La vida es nada más y nada menos, que
un tablero de ajedrez. Y yo, al igual que cada uno de vosotros en
vuestra vida, soy el rey.
Delante de todo tenemos los peones, ese
gran grupo de amigos con los que todos empezamos, en los que uno sólo
no sirve de nada, pero juntos forman una barrera indestructible, una
barrera la cual es muy difícil superar. Fieles amigos desde el
principio, que poco a poco se van separando cada uno por su lado a lo
largo del tablero.
Conforme pasa el tiempo, cada uno
empieza a tomar sus decisiones, su futuro y va eligiendo su forma de
vivir la vida, y su separación es lo que acaba creando su propia destrucción.
Mientras algunos son balas perdidas que
viajan sin rumbo ni norte acaban en lo más abajo de la caja los primeros, otros,
sin embargo, son completos luchadores, que con valor y entrega han
sobrepasado todas las pruebas que le han ido aconteciendo y tras una ardua tarea acaban
llegando al otro extremo del tablero, cumpliendo sus más anhelados sueños,
convirtiéndose en lo que siempre han querido ser, una pieza importante, un triunfador.
En las esquinas del tablero tenemos a las
torres. Uno de los pilares fundamentales de la partida, esos amigos que lo dan todo
por ti. Unos guerreros natos, capaces de recorrer largas distancia
sólo por ayudarte. Incluso son capaces de enrocarse si es preciso.
Te cambian el sitio por ayudarte, por asegurarse de que estés a
salvo, haciendo todo lo que sea posible por ti. Esas torres, son tus
mejores amigos, sin los que no podríamos vivir. Al principio
alejados pero pronto estarán cerca de ti, con el único fin de
hacerte el camino más fácil. Son torres, pero a la vez son pilares,
los pilares más rocosos y fuertes de tu vida.
Junto a las torres nos encontramos a
los caballos, esas piezas de forma tan bonita y delicada, pero a la
vez tan enigmática. Los más infravalorados sin duda, nunca sabemos de
que pueden ser capaces, para donde van a tirar ya que al menor descuido pueden hacer un movimiento
maestro por el que sacarte de un buen apuro.
No son las piezas que
más nos ayuden, pero siempre están ahí, facilitándote el
trabajo, saltando por encima de cualquiera nada más que por ti, por
ayudarte. Son capaces de lo más sorprendente.
Por lástima algunas veces
sacrificadas para salvarte el cuello, un despiste te deja sin
caballos, te deja sin sorpresas en la vida.
Pegados a ti y a la reina, están los
alfiles, las piezas más raras que encontramos en el tablero. Fiel
consejero, escurridizo e intrigante, capaz de darte una alegría
desde el primero momento efectuando un buen Jaque Mate Pastor.
Siempre al lado tuyo y de la reina para
ayudarte en lo que sea preciso. Escurridizo a la par que solitario,
ya que sólo se mueve en una sola línea, demasiado sacrificado
algunas veces, pero si nos quedamos sin alfil, nos quedamos sin ese
amigo que te diga: para, que aquí, estoy yo, no te muevas.
Pegado a ti, a tu vera está la dama.
Más que tu dama es tu reina, tu aliada, tu alma gemela, la que más
capacidad tiene para moverse por toda la partida, la que más vueltas
da a lo largo de tu vida, es capaz de realizar los movimientos más
largos y más complicados que se pueden hacer en una partida, los
puede hacer todos. Asesina sin piedad y te ayuda como nadie, pero lo
que está claro, es que no se puede afrontar una vida sin una reina. Ella lo es todo para ti, la que más movilidad te da, la que más
alegrías da al ganar. Pero sobre todo, por la que más lloras, sufres y
te arrepientes por aquel movimiento tonto que hiciste, el que te dejó
sin ella, un error que pagarás para siempre, hasta el final de tu
partida.
Algunos afortunados dicen que vieron a
una segunda reina aparecer, que era una amiga que estaba al principio
de la partida contigo. Era un peón que ha superado todas las pruebas
del camino con el único fin de convertirse en lo que siempre ha
querido ser, una reina, y lo bueno es, que si esa segunda reina
aparece te ayudará a ganar la partida. La vida te ha dado una segunda
oportunidad y hay que aprovecharla. Ella ha padecido mucho por estar
ahí donde está, y te das cuenta que no todo estaba perdido, ha
aparecido alguien a quien llevabas mucho tiempo sin ver, y te ha
salvado la vida.
Y por último estás tú, en el centro,
eres el Rey de todo, viendo como todo el mundo ha luchado y lucha por ti. Como
muchos han caído en el intento o se han sacrificado con la única
intención de abrirte paso.
Al contrario que el resto
de fichas, tu vida va lenta, paso a paso, intentando no encerrarte. Sobreviviendo a los ataques rivales con el único propósito de no caer en el tablero.
Siempre caminando paso a paso, lento y seguro. ¿Qué más da un paso atrás y
retroceder si luego te ayudará a salir victorioso? Así que lucha y
aférrate a la vida, como todos tus compañeros han hecho. Lucha hasta
el final.
Pero una cosa es segura, un rey sólo
contra todos no puede hacer nada, necesita de ese grupo de gente que
está alrededor para hacerte la vida más fácil, con ellos la
victoria está asegurada y sin ellos, date por vencido, la partida
está acabada.
Jaque Mate.
Pedro David Dato
La vida es juego
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