sábado, 26 de febrero de 2011

¿Madurando?

Hoy me he asomado al balcón. Hasta aquí parece todo normal sí, pero el caso está en lo que he visto:
Todo parecía una noche más, un viernes por la noche y yo sin muchas ganas de salir por ahí.

La calle estaba oscura, una brisa agradable sacudía mi cuerpo y se podía apreciar como la luna se disponía en forma menguante, siendo un preámbulo de que en unos cuantos días tendremos luna nueva.

Todo parecía tranquilo y a lo lejos podía ver como unos niños corrían por el parque.
Pero mi calentamiento de cabeza procede al estar contemplando a dichos niños durante un tiempo.
Estaban jugando al escondite; eran 5 niños a los que siento no poder decir la edad, puesto que soy muy malo a la hora de adivinarla, pero así, a bote pronto podría decir que tendrían unos 10 más o menos.

El caso es que estos niños se divertían, eran felices con sus juegos y me han hecho recordar cuando yo tenía su edad y estaba loco perdido jugando en los parques, no tenía mayor problema que si un compañero de juego venía y gritaba: ¡Por mí y por todos mis compañeros! y entonces, vuelta a empezar, daba igual el tiempo que habías tardado en encontrar y pillar a los demás, otra vez te tocaba contar.

Ese era el único problema que tenías en la mente, pero ahora, unos años después y aunque sigas pensando que eres el mismo, miras hacia atrás y te das cuenta que no lo eres en absoluto.
No solamente es a la hora de mirarte en el espejo cuando notas la diferencia, empiezas a analizar tu cerebro de forma detenida y descubres que eres totalmente diferente todo lo que amabas ahora te parece estúpido y despreciable, todo lo que antes te hacía ilusión, ahora está guardado en una caja que ni siquiera sabes bien donde está.

Y con esto quiero decir que seguramente todo aquello que ahora mismo nos emociona y nos encanta de aquí a unos años solamente sean puras cenizas, que todo nos repugne y pensemos solamente en:
¿Cómo me podía gustar esto? Si que estaba yo mal de la cabeza, pero a fin de cuentas todos estamos muy cuerdos y habrá que esperar lo que finalmente nos llegue.

(Vista previa de mi parque)

Pedro David Dato
En el baúl de los recuerdos

sábado, 12 de febrero de 2011

Feliz Cumpleaños

Llegó el momento, la hora de cumplir los 18, pero sinceramente no sé que cosas van a cambiar.
Si nos vamos al mundo del cine siempre nos califican esta etapa en plan, ¡oh! te va a cambiar la vida, se van a reducir tus libertadas.

Pero, ¿en realidad todo esto va a tener sentido? Me despertaré al día siguiente y en condiciones normales estaré sobre mi cama, tendré que seguir yendo al instituto y tendré que hacer las mismas cosas que siempre.

Si, ya se tienen los 18, se supone que la edad de maduración, en la que tienes ya que tener un gran sentido común, una gran ristra de experiencias vividas y de forma análoga otra muchísimo mayor por descubrir.

Claramente hay quien tiene los 18 o incluso más y todavía no tiene como solemos decir "2 dedos de frente", chicos que le sale la barba antes que el cerebro o en el caso femenino a chicas que le crecen las tetas antes que el cerebro también.

Lo triste en estos casos es que no se puede cambiar el mundo, no podemos hacer una redada para saber si alguien tiene realmente la capacidad intelectual que dicha edad le otorga.

Personas que no sabe escribir pero que ya puede conducir.
Personas que no saben donde tienen la mano derecha y pueden votar.
Personas que no tienen sentido común y ya pueden comprar alcohol.

Demasiadas cosas, una gran lista de tanto ventajas como desventajas de cumplir dicha edad, así que finalmente me puedo quedar con lo dicho.

18 años y lo que queda, por supuesto que momentos buenos y malos, o quizás un coche me atropelle al salir por mi puerta para seguro de beneficio de algunos..

De todas formas la vida no es de otra forma que larga y dura, y siempre tocará levantarse, cumpleaños tras cumpleaños, así que un día más, no va a cambiar mi forma de pensar, de actuar, o de vivir, pero a la larga, todas las decisiones tomadas día tras día, será las que realmente valgan la pena, y cuando esas decisiones tomadas sean las correctas, ahí estamos hablando de la madurez, estamos a hablando de la autentica mayoría de edad.

Pedro David
Un año más viejo




Mientras tanto, salvemos el mañana..

martes, 1 de febrero de 2011

Olvidarse de todo y cambiar el rumbo

Y vamos a cambiar el rumbo de las cosas, dejar que cada uno tome su propia dirección, a esperar que el tiempo nos coloque donde nos corresponde.
Sin complejos y sin prisas, pero con la esperanza segura de llegar al mejor puerto.

Con el miedo a la libertad, ese miedo que nos va a hacer tomar nuestras propias decisiones. Que sean correctas o no, es otra historia, puesto que al fin y al cabo deben ser respetadas.

Tener en nuestras conciencias el miedo a equivocarnos, pero ese equívoco será el que nos hará perfeccionar, el que nos hará abrir los ojos y ver realmente que es lo que somos.

Sabiendo que se puede triunfar partiendo desde el error más grave, y nunca sin dejar de rendirnos ante cualquier adversidad, pues una vez más el tiempo es sabio y nos colocará donde nos merezcamos.

Con la esperanza de que hay imposibles que algún día se consiguen, con lo cual sueña, vive y no mires atrás, puesto que ya nada puede cambiar, si la vida te da otra oportunidad para retractarte de tus cagadas pasadas, tómala sin dudarlo, puesto que posiblemente no te presente otra a lo largo de tu existencia.

Sé feliz, haz el bien y no te olvides de los tuyos, puesto que sin ellos nunca podrás ser quien eres realmente, y sin importante las veces que caigas porque sabes, y lo sabes realmente que te puedes levantar una vez más, y así será... por los siglos de los siglos...