Siempre he luchado desde que era pequeño, contra todo y contra todos.
Sabía que no era el más rápido, ni el más fuerte ni mucho menos el más listo, pero sabía lo que tenía que hacer para esquivar todos los golpes.
En mi mente estaban todos los caminos abiertos, eran demasiados, pero sabía exactamente a cual me tenía que dirigir. Donde estaban las señales de dirección prohibida que me impedían el paso y donde tenía el semáforo verde para pasar.
Pero como bien he dicho al principio no era el más listo, así que siempre la liaba, confundía los caminos, las direcciones y las salidas y he acabado metido en un callejón sin escapatoria, ahora estoy perdido y no sé a donde tengo que tirar.
Veo luces en varios caminos, personas que se acercan y pasan de largo, personas que me hablan, que me intentan ayudar pero cada una me dirige hacia un lado lo que me complica aún más la existencia.
Ahora más que nunca estoy perdido, me encuentro en una rotonda infinita, donde empieza a anochecer y puedo escuchar como las criaturas de la nocturnas me han olido. Es acojonante, y mis pelos comienzan a ponerse de punta.
Mi móvil está apagado, no tengo GPS y las estrellas no me dicen nada.
Sólo busco una señal que sea fiable, una aparición milagrosa o una 9mm que poder disparar contra mi cabeza.
Si de verdad existes, búscame porque una sola señal tuya me hará encontrar la luz
Pedro David Dato
En algún lugar
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